CRISIS NI CRISIS

miércoles, 21 julio, 2010

Hay crisis, ya no nos compramos un billete a Tokio pero sí la tele de dieciocho dimensiones, ya se nos ha quedado antigua la de Castellón, ya saben, la plana.De Castellón, además de la tele, es Fabra, para quien la fiscalía pide 15 años. Si es que todo está relacionado (aunque se ha quedado un poco colgado Tokio, ya encontraremos algo).

Esta noche juegan España y Paraguay

sábado, 3 julio, 2010

esta noche juegan las selecciones de España y Paraguay, que se saludarán en el mismo idioma, alguno intercambiará un insulto en el idioma del otro, que es el suyo. Me gusta Paraguay. El guaraní, Roa Bastos, mi amigo Carlos Caballero, el presidente que fue obispo y de su época de obispo se trajo varios hijos y un justo concepto de la justicia, el vino que tiene Asunción, las crónicas impresionantes de Alvar Núñez Cabeza de Vaca,… Paraguay es guay. Pero para guay, España.

Masacre en Alemania

jueves, 12 marzo, 2009

sólo una cosa. Leo en titulares «No tenía amigos y le dejó su novia». Bajo ese titular nos informan de que un muchacho de 17 años mata indiscriminadamente a 16 personas, casi todas de 14 o 15 años. Por favor. Que hagan un estudio de todos los que, teniendo novia, no tienen amigos. Y preparémonos, en cuanto la novia les deje se liarán a tiros. Y las novias les dejarán. ¿Quién sigue con su pareja de los 17 años, si es que tenía?

El pasillo de mi casa es particular

miércoles, 5 noviembre, 2008

He pasado la noche en el punto equidistante de las toses. Mi madre tose en la sala de estar del fondo, mi padre en el salón, mi hermana en su cuarto, mi hermano en la cocina. Blandiendo los apuntes de matemáticas del último curso (que jamás logré aprobar) he trazado fórmulas y hallado el punto exacto del pasillo donde todas las toses confluyen, y allí he colocado un cojín y me he sentado encima. La noche ha sido larga. Hoy todos tosen y yo estornudo, y tras cada estornudo debo extender una bayeta para limpiar la pantalla del ordenador. Ahora atardece y aún no sé dónde pasaré la noche que se avecina. Mi madre pregunta a mi hermana qué hace un cojín en el pasillo, mi hermano me pide que tome algo para el resfriado, que con mis estornudos no se concentra. Mi padre tose al fondo, en el salón. Y yo, entre estornudo y estornudo, pienso en el misterio de las toses que se unen en mi estornudo.

Madre no hay más que una

domingo, 2 noviembre, 2008

Menuda faena, al morir su padre un joven se preocupa por la soledad que rodeará ahora a su madre, tan triste y tan viuda. Decide comprarle un perro. Dos días después suena el teléfono, pero esa llamada no interesa para nada en esta historia y la alargaría sin necesidad. Cuatro días después recibe otra llamada: su madre ha muerto, el perro de presa que su hijo le regaló la ha devorado. El joven se siente apenado y además tiene una nueva obligación: alimentar al perro, acostumbrado encima a la carne materna. Pero madre no hay más que una.

LA INFALIBILIDAD DE GARRIGA VELA

lunes, 20 octubre, 2008

Termino de leer la última novela de José Antonio Garriga Vela, “Pacífico”, ese derroche de literatura apaciblemente dura, suavemente salvaje, como estar en la orilla y que una lámina de agua lama nuestras piernas, una lámina que llamamos ola pero que es incapaz de sostener al menor de los surfistas, un surfista enano, más que enano, o menos, el madelman surfista, el clic de playmobil surfista (¿por qué playmobil y no famobil, como cuando éramos chicos y pedíamos a los reyes el barco pirata de los clic y se lo traían a nuestro hermano?, ¿fa mobil era primo de play mobil y se quedó con el negocio?, ¿también con su mujer?, ¿y los hijos?), un novelón en definitiva, publicado por la editorial anagrama, con sus 175 páginas que se agradecen, joeeer con los novelones de 700, que para eso hay que ser Dostoievski.

Bueno, termino de leer “Pacífico” y comienzo inmediatamente después “Los hombres duros no bailan” (Tough guys don´t dance) de Norman Mailer, el del impresionante “Los desnudos y los muertos”, y descubro que todo está relacionado. La novela de Garriga Vela transcurre casi exclusivamente en la calle Comercio de Barcelona, los personajes de Mailer se mueven alrededor de la calle del Comercio en un pequeño pueblo de la costa estadounidense, en ambas hay personajes que saben quién llama por teléfono antes de descolgar (ahora es más fácil porque las pantallas de los teléfonos son chivatas pero en aquellos tiempos, …ah, qué tiempos), en las dos aparece Hemingway, mucho más en la de Garriga, que es más corta, lo cual me parece injusto, creo que todos los novelistas deberíamos compartir las apariciones de Hemingway, que era el escritor más chachi:

-¿Cómo era Heming?

-Way.

En fin, resulta divertido esto de las casualidades. La repanocha habría sido que en la novela de Mailer apareciese Garriga, o en una de Dostoievski, al final, en la página 699, y que sonase el timbre (ahora no nos vamos a poner a investigar si en esa época era normal que sonase el teléfono) y Garriga dijera es el cartero y realmente fuese el cartero, y después dijese trae carta de Hemingway, pero la carta no fuera de él sino de Norman Mailer, o a lo mejor el cartero (“mailer”) fuese Mailer y la carta sí de Hemingway, y entonces Garriga sería infalible.

la casa, el perro y la pelota

sábado, 21 junio, 2008

Ahora cómo le digo a mi mujer que un conocido me ha contado que ha vivido en un apartamento de un dormitorio hasta que sus dos hijos andaban por los 8 años. Los cuatro en un cuarto y, dice, todos contentos. Como le digo a mi mujer que eso es lo que yo quiero, aunque a lo mejor no es lo que quiero, sino lo que disfruto de vez en cuando. Y es que la casa se nos queda chica, es verdad.

No pido una casa más grande, me conformo conque estas lozas se conviertan en otras de un metro cuadrado, entonces el perro no estorbará se ponga donde se ponga. O sacrificar al perro, pero es que hace compañía, sobre todo cuando trabajo aquí solo en la casa o cuando corro. Una vez muerto podría cortarle la cabeza y disecarla, colgarla en el salón a modo de jabalí o de ciervo en esas ventas donde se vanaglorian de haber disparado a esos animales que a todos nos emociona ver… vivos. La cabeza del perro me haría compañía, pero no me traería la pelota cuando se la lance.

Ahora a ver cómo le digo a mi mujer que me traiga ella la pelota.

Cincuenta kilos

jueves, 12 junio, 2008

Ahora desconvocan las protestas los transportistas y deberíamos de empezar con las nuestras los consumidores, que estos días hemos pasado a convertirnos en acumuladores. En el centro de salud un señor comentaba, orgulloso, haber comprado cincuenta kilos de patatas. La gente sale de sus trabajos y hace escala en algún supermercado para recorrer pasillos con los carros cargados. Ahora desconvocan las protestas los transportistas y pasarán semanas hasta que volvamos a comprar, pues habrá que consumir antes las cajas de latas de conservas amontonadas en el cuarto de los niños, que preguntan por qué tanta comida, papi, y hay que responderles es que hay crisis, niño, calla, y el niño insiste: y si hay crisis cómo que la gente compra tanto; y ya sólo queda la solución última: yo qué sé, niño, pregúntale a tu madre. La protesta fastidia, pero la filosofía de base es comprensible: si un camionero invierte 100€ y recibe de ganancia neta sólo 80€, pues eso. Eso y los piquetes, hay que fastidiarse. De todas formas esa filosofía ya la conocíamos, pero cuando no nos afecta directamente nos olvidamos de la filosofía y nos acercamos a las matemáticas. La dependencia del petróleo es excesiva, ¿nunca lo habíamos escuchado? A nivel profesional la solución es complicada (aunque ahí están esas cincuenta y cuatro medidas), y a nivel particular queda el transporte público y la bicicleta, y el coche para situaciones que imposibiliten las otras opciones. Es que nos creíamos que esto era el paraíso; que a veces lo parece, pero no lo es.

Ya se escuchan las primeras voces exigiendo dimisiones. Exigir la dimisión de alguien es demasiado fácil, y por otro lado dimitir es demasiado difícil. Además, si el petróleo sube quién tiene la culpa. En el Reino Unido (que no está tan unido) para que un cargo dimita basta con que se descubra una infidelidad conyugal, mezclándose la alcoba con el despacho, algo que aquí no ocurre, y eso que lo intentó el actual ministro de Industria, cuando se cubrió de basura al mostrar una foto de una supuesta amante de Ruiz Gallardón en un debate con éste, lo que pasa es que por aquí se piensa al revés: debería dimitir el que muestra la foto, el que mete la nariz en una alcoba a la que no ha sido invitado. Aquí en Málaga ha dimitido Salomón Castiel, cansado de que Moreno Brenes, dicen, le pida que presente las cuentas de su aplaudida gestión. En vez de dimitir podría simplemente haberlas presentado, incluso pidiendo que no saliesen de la comisión reunida a tal efecto, aunque parece que la gente ha quedado contenta así. Y es que nunca se sabe qué basta para alegrar los corazones: tanta preocupación por el desabastecimiento se la lleva de un plumazo los cuatro goles de la selección. Y entre gol y gol, seguramente, el señor del centro de salud habrá estado contando sus patatas, ¿cuántas habrá en un saco de cincuenta kilos?

Busco español que pasee a mi abuelo

jueves, 22 May, 2008

La elección del candidato (o candidata, aunque cada vez más difícil) que represente a los demócratas en las presidenciales de los Estados Unidos se alarga, y nosotros con ella. Mucho más cerca, en Italia, de la campaña presidencial no sólo no nos enteramos sino que casi ni se enteran los mismos italianos, cansados, dicen, como si no les importase quién saliese elegido, como si todos pudiesen refugiarse ahora en esa casi mitad de votantes que no optó por Berlusconi, al que todos –también nosotros- tenemos que tragarnos unos añitos, otros. Berlusconi es un tipo grande, un caballero que juega sucio y permanece indemne, que tiene causas pendientes con la justicia y cambia leyes que le permiten salir airoso, dueño y señor de los principales medios de comunicación, jugando a ser Ciudadano Kane y aprovechando cualquier estrado para soltar un chiste que todos le ríen, qué simpático es el abuelo, jajajá. Berlusconi en esta nueva legislatura se ha comprometido con Nápoles, anunció, y como lo prometido es deuda, al menos esta vez, su primera reunión ministerial la ha celebrado en la bella ciudad mediterránea. Porque la ciudad, derramada en esa impresionante bahía bajo un volcán, es bella para nosotros que podemos visitarla y quedarnos cuatro días, y es que al quinto empieza a molestar que ningún coche se detenga cuando el semáforo indica que le toca cruzar al peatón, que no haya parques, que nos hagan creer que la suciedad es inherente al carácter mediterráneo, que la sanidad pública apenas funcione. Lo que sí funciona en Nápoles es un estado paralelo, por eso está bien lo de los cuatro días, para sólo conocerlo por los comentarios de nuestros anfitriones.

En Nápoles han sido desalojados varios campamentos de rumanos (en numerosos periódicos se nos informa solamente de que son gitanos, alguien debería informarnos también de por qué escoger la raza en vez de la nacionalidad, ya que seguidamente hablan de inmigración ilegal), algunos de esos campamentos han ardido, y a estos hechos se llega por elementos xenófobos, por el cansancio de los vecinos y por los intereses de la Camorra, ese estado paralelo que también está detrás del que se decía era el principal problema de Nápoles: la basura acumulada en las esquinas. Entonces llega Il Cavaliere con sus maneras y su sonrisa y celebra allí su primer consejo de ministros; sin embargo, curiosamente no se habla de basura (aunque es basura lo que se habla) sino de inmigración ilegal, proponiéndose que ésta constituya un delito. Las razones para centrar el discurso en la inmigración ilegal se justifica en la seguridad, precisamente en Nápoles, la capital de la Camorra, de la que tampoco se habla. Y algunos políticos españoles realizan algún comentario crítico con timidez que más tarde matizan, como si estuvieran en un bar, donde uno dice Diego donde dijo digo y todos tan contentos. Como si no fuesen capaces de elaborar un discurso crítico certero que no cayese en el insulto y del que no hubiese que desdecirse. Berlusconi es un tipo peligroso al que conviene evitar, y sus ideas encontrarán algunos oídos por estos lares, por lo que esas críticas también deberían encontrar oídos. Italia se precipita por un túnel oscuro, diferentes familias mafiosas se reparten un pastel cuyas migajas llegan a demasiados rincones, y el problema son los rumanos que entran ilegalmente, ¿no, Cavaliere?

Nápoles no es más que una metáfora de este mundo que acumula basuras, y donde ahora resulta que los inmigrantes ilegales, los parias, tienen la culpa. A la cárcel con todos. Y empecemos nosotros a fregar nuestros propios suelos y a pasear a nuestros propios abuelos, claro.

Alberto Ruiz Gallardón

martes, 20 May, 2008

No soy excesivamente desconfiado, pero esta noche, …um, no sé. Resulta que he llegado a mi casa y mi mujer en ese preciso instante ha colgado el teléfono y ha empezado a realizar actividades a un ritmo frenético, ella que siempre está en el sofá cambiando de canal. Después me ha dicho si quería algo de cena, corazón, que hasta le he tenido que decir ¿queeeeeé?, y me he vuelto por si no me hablase a mí, pero estábamos solos. Ésta me la pega, me he dicho. Entonces he chequeado el teléfono este chivato tan moderno y he visto que la última llamada empezaba por 91, o sea: Madrid. He buscado en el álbum de fotos aquella del curso que hizo mi mujer en el Campo de las Naciones, en Madrid, a cuya clausura acudió el señor alcalde, que se fotografió con mi mujer, es cierto que aparecen otras personas en la foto, pero ALberto Ruiz Gallardón a quien sonríe así como él, o sea, gallardón, es a mi mujer. He atado cabos y me he dicho ea, lo sabía: Alberto Ruiz Gallardón está liado con mi señora esposa (corazón ni corazón, encima no esperó a que yo respondiese vale, una tortilla de jamón y un poco de ensalada, cariño). Lo que es la ambición, no le basta con cepillarse al Acebes y al Zaplana: se tenía que acostar con mi mujer. Aunque si eso va a provocar que si corazón para acá, que si corazón para allá, quién sabe, no está mal.